Por: Bárbara Toth – CEO FESA Group Argentina
Es sorprendente como en los últimos años, entre mediados de diciembre y finales de febrero, la mayoría de las empresas funcionan a un ritmo desacelerado. Las oficinas están más vacías, las personas más relajadas, reina un ambiente vacacional, más alegre y más colaborativo. Se puede decir que en este sentido Argentina sigue los pasos de Brasil y hasta después de Carnaval, continuamos con este ritmo de contexto vacacional, aún en la oficina.
La gran pregunta es: ¿cómo volver al ritmo de trabajo después de este periodo? Existe mucho material con consejos acerca de cómo encarar esta etapa, la mayoría sugiere que “tenemos que prepararnos para la vuelta al trabajo”, en un tono casi como si tuviéramos que volver “a la lucha”, a una dinámica que requiere preparación psicológica y física para pelear “el día a día”, como si fuera una fuente de infelicidad. Y esto es un contrasentido absoluto. ¿Por qué la vida no puede ser agradable, aun cuando no estamos de vacaciones? ¿Por qué no podemos ser eficientes y relajados al mismo tiempo? ¿Por qué tenemos que volver a un ritmo cada vez más acelerado, competitivo, agresivo y corrosivo sí o sí, como condición laboral? Por supuesto que la vida puede ser muy feliz, tanto en vacaciones como en el trabajo.
Los índices de mal estar son alarmantes. En Argentina un 5% de la población tiene depresión, una enfermedad que aumenta con una alta velocidad. El síndrome de agotamiento laboral -burnout- también está creciendo. Hay artículos que dan cuenta que la mitad de los argentinos que trabajan sufren de esta enfermedad. 3 de cada 10 personas se muestra desmotivado o con señales de cansancio crónico después de la jornada laboral.
El trabajo, una de las actividades más nobles que un ser humano puede realizar, se llenó de connotación negativa y pesada. La pregunta sería ¿cómo encontrar el sentido, el valor, la esencia de uno en su trabajo? Una de las historias más famosas para ilustrar esto, es la visita de JFK en la base de la NASA donde observaba como cada uno realizaba sus tareas asignadas cuando preparaban el cohete a la Luna. Cuando iban por un pasillo, la comitiva pasó al lado de un empleado de limpieza. Kennedy, como buen político, se paró, lo saludó al igual que había hecho con los otros y le preguntó:
– ¿A qué se dedica usted?
El hombre, con orgullo, respondió:
– Señor Presidente, yo estoy ayudando a poner a un hombre en la Luna.
La responsabilidad individual de cada uno es encontrar en su vida lo que lo hace feliz y lo que lo dignifica. Los primeros meses del año son una gran oportunidad para encontrar momentos y reflexionar sobre estos temas. Conectarse con uno mismo, hacer un balance de lo que se hizo bien y lo que podríamos haber hecho mejor o diferente. ¿Qué aprendimos con nuestros éxitos y errores?
Hay una excelente herramienta de reflexión, gratuita, que ayuda a organizarse mejor y se las recomiendo. El ejercicio toma más o menos 2-3 horas y requiere estar tranquilos para revisar el año pasado y planificar el año delante. No es nada más que la herramienta más poderosa de todo ser humano y particularmente de los líderes exitosos: la autorreflexión y el autoconocimiento:
- Lo que logramos en el año que pasó y cuáles son las metas para este.
- Cuáles son las cosas primordiales y cuáles son las cosas que parecen importantes, pero no lo son.
- Conocer nuestras fortalezas sobre las cuales podemos potenciar nuestro desempeño.
- Admitir que hay cosas que no nos gusta hacer o que no nos salen bien y aprender con herramientas como gerenciarlos.
- Aprender a poner límites, a uno mismo y a los demás.
- Entender que lo que pasa con uno NO es lo mismo que pasa con los demás.
Éstas son algunas reflexiones que valen la pena analizar y comprender. La tarea de los líderes es promover una cultura de empresa saludable, en la que la felicidad de los empleados viene en primer lugar, haciendo hincapié en este valor fundamental. Algunas acciones son fáciles de implementar, tal como ser horario laboral flexible, home office, jornadas reducidas, día de cumpleaños en casa con la familia, entre otras. Son acciones con un retorno importante para el bienestar de las personas y de la organización.
Así, vivir el año con más tranquilidad, más armonía y menos estrés es posible. Pero solamente a través de una mayor conciencia sobre donde estamos, donde queremos llegar y lo que necesitamos hacer para achicar la distancia entre ambos.