Entrevista a Fierita Catalano

En la revista CTCS 88

Posted on diciembre 27, 2017, 4:45 pm
20 mins

Productor, presentador, columnista, emprendedor, humorista, twittero, nerd profesional, influencer, heavy user de las redes sociales, fanático del futbol, amante de la tecnología y de los videojuegos ¡y hasta mago! Pero por sobre todo, padre. Un mix de todos estos perfiles hace a Guillermo Catalano, conocido como “Fierita”. Alcanzó el podio entre los personajes más destacados en Internet, pero no por eso deja de mostrarse de forma transparente, con un fuerte compromiso por compartir sus conocimientos, aprender de los otros e impulsar a los emprendedores.

Por Laura Ponasso

 

En los medios te citan de muchas formas, pero ¿cómo te definirías vos?

Básicamente, me considero un productor de distintas cosas. La magia era mi vocación cuando era joven: participé en congresos y seminarios en Colombia y en Estados Unidos, y trabajé profesionalmente con magos, pero cuando empecé a trabajar en televisión, esto quedó relegado. Además, estudié Publicidad en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, por lo que tengo formación en Ciencias Sociales. Ligado a esto, hice trabajos vinculados con periodismo y como presentador de televisión y de radio.

¿Cómo llegaste a la tecnología?

Toda la vida me interesó. Era lo que siempre me gustaba y me atraía. Uso la computadora desde que tengo ocho años, época en la que no había módems ni ninguna otra de las tecnologías que usamos hoy. Pasé por todas las etapas de la comunicación, pero siempre vi a la informática como una extensión y como una posibilidad para comunicarme con otras personas. De hecho, también fui radioaficionado. Siempre tuve voracidad por conocer y aprender. Lo que más me interesa en el mundo es aprender cosas nuevas.

¿Cuál fue el primer dispositivo que tuviste y que de alguna forma te impactó?

Mi primera computadora, modelo Cz Spectrum con 48 k de memoria. Le “saqué humo”. En ese momento, vivía en Banfield y tenía un ventilador grande en mi habitación, que siempre apuntaba a la computadora –en lugar de a mi-, para poder usarla durante más tiempo.

Hoy, se habla mucho de los nativos digitales, de los quiebres que presentan en la sociedad y de la dificultad para entenderlos. ¿Podríamos decir que vos también cumpliste ese rol disruptivo?

Mi viejo es abogado. Yo le decía que tenía que usar computadora, pero él no quería  y usaba la máquina de escribir. Hoy, lo pienso a la distancia y reconozco que era muy poco amigable e imposible de usar. Además, me decía que no podía, porque no le aceptaban los escritos de esa forma en los juzgados. Recién ahora usa la computadora, aunque todavía le cuesta, pero tampoco le quedó otra opción porque los juzgados son digitales.

¿Por qué crees que sos influencer y que las personas te siguen?

Yo creo que me siguen porque fui uno de los primeros en usar las redes sociales muy activamente. Creo que es por un tema de antigüedad y porque mi interés principal es compartir. Hay algo que me atravesó toda la vida y es que intento que la mayor cantidad de gente posible conozca aquellas cosas que a mí me gustan. Eso no está ligado a un interés económico, sino a un interés genuino por compartir. Entre medio, surgen oportunidades económicas todo el tiempo. Comparto música, documentales, libros y el 99,9% de los casos corresponde a proyectos independientes que no podrían pagarme nunca lo que yo cobro para hacer una publicidad. Pero lo comparto genuinamente, porque me parece valioso y celebro el espíritu emprendedor. Ese es el corpus principal de mi trabajo: promocionar cosas. Sin embargo, también hago lo que todo el mundo dice que no hay que hacer, que es hablar de política. Me trae mil problemas, pero no puedo no hacerlo.

¿Podría decirse entonces que sos transparente en las redes?

Sí, no hay mucho misterio. Las personas que me conocen saben que me leen como soy y a veces me gusta hacer alguna broma. También hay mucha gente que me dice: “Odio lo que pensás de política, pero compartís links que están buenos; entonces te sigo”. De hecho, por eso monté una plataforma para compilar esos links interesantes y para que las personas que querían compartir algo también pudieran hacerlo. Se armó una linda comunidad, en la que la gente hace preguntas técnicas y los mismos usuarios responden, y eso establece un orden de reconocimiento en la comunidad a los expertos. Entregamos también premios y hay muchas otras cosas que funcionan ahí. Siempre creo en la horizontalidad. De hecho, mi actual proyecto principal, Decidilo, se basa en eso, en que yo no tomo las decisiones de mi viaje, sino la comunidad.

¿Qué es Decidilo?

Decidilo es un proyecto que consiste en viajes -ya hicimos a más de 16 países-, en los que la comunidad toma las decisiones. Funcionan como un Elige tu propia aventura. Transmito todo en vivo y la comunidad elige desde el lugar al que voy, hasta qué hago ahí. Una vez, por ejemplo, viajé a Canadá 13 días con una persona que ellos eligieron, y la votación recibió alrededor de 13.000 votos.

Ya recorrimos Croacia, Turquía, España, Italia, Inglaterra, Japón, Brasil, Perú, Paraguay y Estados Unidos-dos veces-, siguiendo la Selección Argentina de fútbol en la Copa América. Estuvimos con Messi y con Manu Ginóbili. Participamos en la final de la Champions League y en eventos de videojuegos. Tuve como invitados a Dalma Maradona, a Nico Occhiato -que tiene más de un millón de seguidores en Instagram-, y a Machi -un periodista y viajero independiente que visitó 66 países y escribió dos libros-, entre otros. Fue muy grande lo que hicimos. Es un proyecto que cambia todo el tiempo y que me saca de la zona de confort.

¿Podemos hablar de un nuevo modelo de interacción con los usuarios y seguidores?

No sé si es un nuevo modelo, que yo pueda sostener como ejemplo a seguir. Como decía Descartes, “solo sé que no sé nada”. Sé que aprendo todo el tiempo. Nosotros buscamos el horario perfecto para hacer una transmisión, es decir, el horario en que más gente se conecte, y cada vez que creemos que lo sabemos, hacemos una transmisión en otro horario que prueba lo contrario. Continuamente, estoy aprendiendo, buscando, probando y ajustando cosas nuevas. Cambio de equipos de cámara y de celulares. Armo mis propias herramientas y mandé a desarrollar, por ejemplo, aplicaciones para usar dentro del sitio. No hay nadie que haga exactamente eso todo el tiempo.

El desafío más grande que tengo es convencer a mis sponsors de que es un proyecto nuevo que funciona. Ya  hubo dos casos derivados -uno en televisión y otro en Internet- que se hicieron eco de la idea, pero en lugar de querer hacer algo con nosotros, intentaron copiarla. Hay quienes me dicen que “eso es buenísimo, porque significa que funciona”, pero yo no puedo creer que esto pase.

En una entrevista, comentaste que cuando nació Twitter, tenías más seguidores que el canal en el que trabajabas. ¿De qué modo esto afecta a las empresas y cómo pueden adaptarse?

A mí me impactó muy mal; realmente, fue muy problemático. Sin embargo, aun quienes llegaron tarde recuperaron su nivel. Por ejemplo, hoy, Marcelo Tinelli es el personaje público con más seguidores en Twitter, pero cuando empezó a utilizar la plataforma, no lo era y había un plano de desigualdad. Aun siendo el número 1 en todos los medios, no lo era ahí. Por un rato, Internet nos ayudó a romper el statu quo, pero después siempre la realidad del mundo capitalista vuelve. Creo que todo el tiempo la innovación rompe el statu quo, pero luego este se restablece y vuelve a imponerse.

Tenés millones de seguidores en todas las redes sociales, ¿pero a quién seguís vos?

Sigo a mucha gente, en distintos órdenes y por distintas cosas que me interesan. Sigo incluso a personas muy diferentes entre sí; sigo a magos, porque la magia sigue vibrando en mi corazón, a músicos, a periodistas, a cuentas que hablan de política y a gente que me hace reír. No hay una persona que sea “mi Norte” y a la que me quiera parecer.

En otra entrevista dijiste: “Lo poco que sé, lo comparto. Ese es mi compromiso”. ¿Podemos ubicar ahí tu rol docente?

Sí. En 2007, dicté el seminario “Cómo ser dueño de un medio de comunicación con $0” en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Fue gracioso, porque venía gente pensando que era un curso de management y no tenía nada que ver con eso; era un curso en el que impulsaba a los participantes a que concretaran sus proyectos y que no esperaran, porque no existe el momento ideal para hacerlo. Esto fue antes de que las redes sociales se usaran masivamente y los obligaba crearse un usuario en Twitter. Algunos ni siquiera sabían qué era. Gracias a ese curso, me invitaron a una convención en Venezuela y dos días antes de viajar me informaron que tenía que exponer una ponencia ante miembros del Parlamento Europeo. Tengo muchas historias surrealistas.

Mi compromiso es compartir lo que sé, pero lo veo de una manera más horizontal que el rol docente. Me gusta pensarlo como un mismo acto, en el que enseño y aprendo al mismo tiempo.

¿Qué te genera ser un influencer?

Por un lado, veo que hay quienes piensan que con un tweet puedo hacerlos famosos, pero eso no es cierto; no puedo garantizar nada porque las redes no funcionan así. Por otro lado, tengo un compromiso y una norma que me hace perder mucha plata, que es que no publicito nada que no consumiría ni cosas en las que no creo. Es cierto que tengo la suerte de tener más demanda que capacidad de oferta, pero eso también me hace estar tranquilo y me da una noción de justicia.

Por ejemplo, me parece justo cobrar más a una multinacional, para poder luego ayudar y publicitar también el show de una banda que tiene lo justo para pagar el taxi para trasladar los instrumentos. En esta línea, tampoco cobro por las charlas que doy en universidades públicas, pero esto es gracias a que sí lo hago cuando doy una charla en una empresa internacional, por ejemplo. Me gusta conservar el espíritu de hacer las cosas justas en el mundo. El mundo no es justo, pero nosotros podemos colaborar. No vamos a arreglarlo, pero si no hacemos injusticias, no lo haremos más Injusto de lo que es. No creo que lo que hago cambie demasiado la realidad, pero no hago maldades y puedo dormir tranquilo.

¿En línea con este compromiso es que participaste en una campaña de UNICEF sobre concientización y el rol de los padres con sus hijos en materia de tecnología?

Ser padre fue lo mejor que me pasó en la vida. Me cambió la cabeza por completo y me hizo entender mucho más mi infancia. Si me preguntás qué soy, te respondo “padre” en primer lugar.

¿Qué tweet tuyo destacarías?

El que tengo fijado (“Hoy en menos de 1/2 hora, sin gastar $1, salvé tres vidas. Y me anoté como donante de médula #donarsangresalvavidas”, del 17 de julio de 2015), porque me parece importante compartir que donando sangre durante media hora de tu vida podés a salvar a tres personas.

¿Por qué compartís solo fotos de comida en Instagram?

No lo sé. Históricamente, quería no hacer lo mismo en todos lados, y me pareció bien acotar eso ahí. Igualmente, ahora estoy pensando mucho sobre transformarlo en un Instagram normal. Me duele, pero recibo muchas presiones para cambiarlo. Es puro, porque no tiene publicidad, pero es difícil mantenerlo así.

¿Alguna anécdota de tus viajes en Decidilo?

En junio, me invitaron a la Gran Final Mundial de Pes League en Cardiff, Reino Unido, que se realizó en el marco de la final de la Champions League. Y se me cumplió un sueño. El fútbol me enloquece. No tenía entradas, pero fui a ver el espectáculo de afuera del estadio; ver la gente entrando ya es una celebración.

Cuando llegué, empecé a escuchar a representantes de Konami, firma desarrolladora del videojuego, que hablaban con otros de PlayStation Alemania y les contaban que ahí había un influencer, el número 1 de Latinoamérica en videojuegos, y que era un capo. Hablaban maravillas de mí. Yo estaba de espaldas y, como no había ido a trabajar, vestía un jogging y la camiseta de Banfield y estaba impresentable. Finalmente, los representantes de PlayStation me ofrecieron una entrada para ingresar al estadio y ver el partido, si aceptaba sacarme una foto en su stand.  Por supuesto, acepté. Me acerqué y resultó que había una mega modelo alemana, un influencer alemán con anteojos Prada y el jefe de la firma, “empilchado de arriba abajo”. Hasta entonces, ellos no me habían visto. Solo les habían “vendido” quién era yo y sobre mi influencia. Ellos entonces miraban y revisaban el celular para chequear si era yo. Finalmente, saqué la foto. Tenía una sonrisa “de oreja a oreja”. Entrar a la cancha fue una locura y subir los videos, realmente increíble. Pero al mismo tiempo, me moría de vergüenza; para mí, no hay mejor ropa que la camiseta de Banfield, pero si hubiera sabido me hubiera vestido mejor.

¿Te considerás “adicto” o dependiente del celular?

Uso el celular más de lo que quisiera, pero no me gusta usar la palabra “adicto”, porque la asocio a un tema mucho más serio. Es mi herramienta de trabajo. También entiendo que, por ejemplo, un albañil usa el martillo más de lo que quisiera. El problema no sé si es tanto el celular o el mundo en el que vivimos.

 

Ping-pong

  • Una comida: fugazzeta rellena.
  • Un libro: Esperándolo a Tito, de Eduardo Sacheri.
  • Una película: Cinema Paradiso.
  • Un cantante: Zambayonny.
  • Un lugar: Tokio.
  • Hincha de: Banfield.

 

Encontralo como @fieritacatalano en (Twitter) (instagram) e (Facebook) y en web) www.fierita.com

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