Por Javier Ailbirt, CEO de TheEye, plataforma argentina de automatización de procesos con inteligencia artificial.
La posibilidad de achicar la semana laboral es una tendencia que pisa cada vez más fuerte en muchos países a raíz de las nuevas formas de trabajo que causó la pandemia. Esta nueva dinámica puede implicar que el trabajador elija concentrar sus 40 horas semanales en cuatro días u optar por tener una semana variable, es decir, trabajar más horas una semana y tener más tiempo libre a la siguiente.
Según la ONG 4 Day Week Global (4DWG), aquellas empresas que implementaron esta forma de trabajar mejoraron la productividad, la salud de los trabajadores y sus familias, lograron mejor retención y mayor compromiso. Se comprobó también que este esquema sirve para resolver problemas de igualdad de género, ya que permite un reparto más equitativo de las tareas de cuidado entre madres y padres, y favorece el camino hacia un trabajo más sostenible.
A su vez, quedó de manifiesto que el exceso de trabajo genera pérdidas de hasta un 3% del PBI, según la Organización Internacional del Trabajo. La falta de descanso impacta de diferentes maneras: baja la productividad, aumenta el ausentismo, aumenta el riesgo de contraer enfermedades.
Pero más allá que se demuestre que reducir la semana laboral de 40 a 32 horas funciona para empleados y empleadores, no todos los sectores, industrias y empresas tienen la posibilidad de llevar a cabo esta medida o no se sienten preparados o convencidos de hacerlo. Puede pasar que menos días laborales implique proporcionalmente la contratación de más personal y esto llevaría a menor rentabilidad.
A esto se le debe sumar la gran cantidad de días feriados que poseemos, haciendo que sea aún más difícil planificar. El desafío está entonces en cómo balancear la mejora del bienestar de los empleados reduciendo sus horas de trabajo, pero manteniendo a su vez la relación productividad-sueldo de forma eficiente para las empresas en términos de objetivos y resultados.
Y es en este contexto que la automatización de procesos juega un rol fundamental para lograr este desafío. El automatizar tareas repetitivas libera tiempo, y esto permite que los colaboradores puedan centrarse en actividades que generan mayor valor a la empresa y que además les brinda mayor satisfacción. Todos tenemos claro que un vendedor se siente mucho más pleno al hacer actividades comerciales, como hablar con clientes, qué perder tiempo armando informes.
Del total del tiempo empleado en una compañía, en promedio, un 53% se utiliza en actividades operativas y de control, con la automatización de procesos se puede liberar hasta un 30% de esas actividades. Además de liberar tiempo, indirectamente también ayuda a mejorar la motivación, reducir riesgo de burnout (síndrome del trabajador quemado),y ayudar a instaurar una cultura digital y optimizar tiempos, logrando seguir la tendencia de la jornada laboral reducida.
Hoy esta tecnología se encuentra al alcance de todos. Tareas como conciliaciones, carga de facturas, armado de reportes, pueden automatizarse en cuestión de unas semanas y aseguran retornos de inversión en menos de 6 meses. Para lograrlo es importante solo centrarse en las tareas de mayor volumen o mayor coste de error y entender que la automatización es para colaborar con los procesos; no se busca automatizar la totalidad del mismo.
Es por eso que un esquema de reducción de jornada laboral en conjunto a la automatización de procesos de negocio, es una combinación que potencia la productividad de toda empresa y sus resultados.