Un informe realizado por la Federación Argentina de Empresas de Trabajo Temporario (FAETT) analizó los desafíos más significativos que enfrentan las compañías a partir de la irrupción de las nuevas tecnologías. En primer lugar, se ubican la automatización de funciones 70% y el surgimiento de nuevas modalidades de empleo 30% como las principales consecuencias de esta transición.
Para Luis Argüelles Iriondo, director Comercial de Productos y Soluciones de Consultores de Empresas, “dentro de los próximos cinco años las nuevas tecnologías impactarán tan fuertemente en la modalidad de trabajo, que el 70% de los puestos de trabajo que conocemos cambiarán o desaparecerán, lo cual no significa que se extinguirá la fuente y la posibilidad de trabajar, sino que el trabajo disponible será otro”.
En contraste, Roxana Boso, docente e investigadora de la Universidad de Flores (UFLO), señala que “en lo más inmediato, el peligro radica en la extinción de algunos oficios y puestos de trabajo -que acentuaría el problema del desempleo presente en las agendas de los políticos-, y en la generación de nuevos puestos y otros caminos laborales, basados en el emprendimiento personal y la utilización de las tecnologías -para lo cual es importante analizar las acciones educativas que colaborarían en la inserción-”.
Las áreas más permeables al cambio
Según el estudio de FAETT, las principales áreas de trabajo que se serán modificadas a partir del inminente dominio de estas tecnologías son la industria 50%, el sector de Turismo 30 % y el rubro automotriz 20%. En cuanto a los sectores que amortiguarán mejor los cambios, las empresas coindicen que el área de servicios 70% será el principal rubro que se acomodará a las nuevas reglas. Según Diego Ortega, director comercial de Pullmen, “mientras las áreas de servicios sufrirán alteraciones propias de la naturaleza del trabajo a partir de los avances de la tecnología, las áreas operativas serán las principales afectadas por los avances de la automatización en cuanto al posible reemplazo de puestos de trabajo”.
Pros y contras
Cuando se les consultó a las empresas sobre las principales ventajas de incorporar la inteligencia artificial al proceso de trabajo, seis de cada 10 coincidieron en que la optimización de tiempos es el principal factor que marcará este escenario. Por detrás, se ubican la automatización de funciones, la reducción de costos, y el mayor control y seguimiento de trabajadores.
Según Boso, “la utilización de la tecnología para el control, en lugar de favorecer un proceso de aceptación de los cambios e incorporación de los beneficios que podría introducir, generaría malestar y rechazo desde la vivencia personal, e impactaría de manera muy desfavorable en las interacciones humanas al interior de la organización, afectando también los niveles de compromiso y de pertenencia institucional”.
En cuanto a las desventajas que presenta este posible futuro inmediato, las empresas consultadas mencionaron la pérdida de interacción humana 60%, la reducción de puestos de trabajo 20 %, y el reemplazo de funciones humanas 20%. A su vez, el déficit en las políticas públicas 50% y la falta de programas que acompañen los cambios en las empresas 50% se posicionan como los principales impedimentos para que esta transición se realice satisfactoriamente.
Según la docente e investigadora de UFLO, quizás no se pierda la interacción humana, sino que cambie en su modalidad de intercambios y comunicación: “Las reuniones presenciales comienzan a ser sustituidas por una modalidad virtual y la interacción sucede por fuera de reuniones, para instalarse a modo de mensajes recibido y enviados con diferencias horarias y distancias geográficas”. “La interacción humana comienza a estar mediatizada por la tecnología, y la valoración de ello puede ser de lo más diversa según estilos personales y actividades laborales”, continuó Boso. Asimismo, remarcó que es imprescindible concebir que cambios en las interacciones humanas tienen que ser acompañados por liderazgos acordes a esas modificaciones.