Los grandes cambios que impuso la pandemia en la vida cotidiana también tuvieron impacto en el desempeño de las empresas. Si bien la inmensa mayoría se vio perjudicada por el cierre forzoso impuesto por la cuarentena de mayor o menor duración, más o menos estricta según el país, también hubo un pequeño grupo de ganadores.
Zoom Video Communications, que se convirtió en el proveedor de una herramienta indispensable en aquel entonces, vio caer fuertemente el valor de sus acciones –como se observa en el gráfico más abajo- tras la normalización de la actividad y debiendo enfrentar la fuerte competencia de productos como Team de Microsoft, Webex de Cisco, Google Meet o Slack de Salesforce, entre otros.
Peloton, una empresa dedicada a la venta de bicicletas fijas, experimentó una fuerte declinación tras el auge de ventas que registró durante la cuarentena. Lo mismo aconteció con Etsy, que se benefició de las ventas online de tapabocas. DocuSign, que desarrolló la tecnología que permite la firma electrónica de documentos, también tuvo un abrupto auge y una posterior declinación al retornar a la actividad mayormente presencial.
Ni qué decir el salto que experimentaron los laboratorios dedicados a la producción de vacunas contra el COVID-19, como Moderna y el desplome posterior. Como se observa en el gráfico, quien hubiera invertido u$s 1.000 en acciones de Moderna el 11 de marzo de 2020 –el día que la OMS declaró oficialmente la pandemia- hubiera tenido más de u$s 20.000 en agosto de 2021 pero actualmente tendría sólo un poco más de u$s 5.000. Algo parecido ocurre con las acciones de las otras compañías analizadas.
“El mismo escenario se visualiza en las empresas de las empresas y los mercados laborales de América Latina y el Caribe. Según un estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo, las empresas más grandes han sorteado la crisis reduciendo los costos variables y la inversión, disminuyendo significativamente su capital productivo”.
“El mismo informe muestra que las pequeñas y medianas empresas sufrieron más con los confinamientos y las restricciones de acceso al crédito, y los impactos sin precedentes en los mercados laborales, donde las tasas de participación y, en particular, las mujeres fueron las más afectadas”, señala Víctor Beker, profesor plenario de la Universidad de Belgrano donde dirige el Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE).