Por Andrés Basso, Business Development Manager de cloud, Logicalis Argentina
Hace unos años, durante el estreno mundial de una serie o en fechas claves para el comercio online, la demanda generaba que la disponibilidad y el acceso al contenido en las plataformas digitales sufrieran una saturación y caída del servicio, seguido por un descontento de los usuarios, mala publicidad y quejas en las redes sociales. En la actualidad estos casos son menos frecuentes y cada vez son más las organizaciones que necesitan una infraestructura tecnológica escalable y flexible que les permita responder de manera eficiente y disponer de sus servicios cuándo y cómo sus clientes y las necesidades de mercado lo demanden. Frente a este escenario las empresas evolucionaron y encontraron en la nube una solución para resolver este problema.
Si bien es conocido que las compañías que nacieron digitales, como también las pequeñas y medianas empresas son las que más rápido incorporaron el uso de la nube, según el informe RightScale 2019, desarrollado por Flexera, se espera que durante este año las empresas inviertan un 24% más en nubes públicas que en 2018. Esto muestra que lentamente muchas de las barreras que frenaban la evolución hacia esta tecnología se fueron derribando.
En la Argentina, el sector bancario, que miraba con mayor recelo esta tecnología, por la necesidad de cumplir con normativas o flexibilizar otras, fue volcándose cada vez más hacia herramientas cloud. Por ejemplo, todos los proveedores de nube pública tienen certificaciones y estándares que aseguran el cumplimiento de la General Data Protection Regulation (GDPR, por sus siglas en inglés), esto hace que localmente se cumpla con lo que requiere la Ley 25.326, de Protección de Datos Personales. Asimismo, la normativa “A” 6354, del Banco Central de la República Argentina, de noviembre de 2017, habilitó el uso de plataformas cloud a los bancos, que paulatinamente incorporaron esta tecnología y se familiarizaron con sus beneficios.
Otro factor que hasta hace unos años era un limitante a la hora de migrar a la nube era el tiempo de acceso y disponibilidad de la información, lo que en la terminología técnica se conoce como latencia. Las inversiones en fibra óptica que realizaron los principales proveedores mundiales de cloud mejoró sustancialmente la disponibilidad de estos entornos.
El escenario está cambiando pero seguimos enfrentándonos a un gran obstáculo: la seguridad. Las áreas de tecnología aún muestran desconfianza frente a la idea de no tener control sobre la infraestructura. El desafío está puesto en brindar respuestas y garantías que los referentes de las áreas de tecnología precisan para dar este salto, dándoles herramientas que les den mayor visibilidad, previsión y proactividad en materia de seguridad.
Por último, todavía vemos cierta preferencia por mantener los soportes físicos que permiten tener un control absoluto de la información y equipamiento de la empresa. Además, hay que tener en cuenta el factor conocimiento: las áreas de TI también están evolucionando para adquirir nuevos conocimientos que les permitan gestionar y operar de manera eficiente esta tecnología.
Los beneficios de las plataformas cloud son claros y llegaron para quedarse: agilidad, velocidad para alcanzar la innovación y reducción en los costos TI, entre otros. Las empresas ya no se preguntan si deben migrar a la nube o no, ese camino es una realidad. Lo importante es asesorarse de cómo realizar ese cambio de forma satisfactoria y buscar aliados tecnológicos que ayuden a planificar, migrar, operar y optimizar cualquier nube, de la forma más eficiente y segura posible.