La informalidad laboral es un problema estructural. Los trabajadores informales generalmente enfrentan inconvenientes como la mala calidad de empleo, bajos salarios, largas jornadas de trabajo y falta de acceso a la formación y capacitación, además de dificultades para acceder al sistema de protección social. Estas condiciones los ubican en una situación de vulnerabilidad económica y laboral tanto a ellos como a sus familias.
Según un informe de la Federación Argentina de Empresas de Trabajo Temporario (FAETT), seis de cada 10 personas que ingresan por primera vez en una empresa de servicios eventuales (ESE) vienen de la informalidad: al 40% no le entregaban un recibo de sueldo legal, al 42 % no le efectúan descuento jubilatorio, el 41 % no le otorgaban cobertura de obra social. Este panorama se agudiza a partir de la proliferación del empleo precario, aumentando la exclusión de los trabajadores del mercado formal, especialmente los más jóvenes.
A nivel global, un informe de la WEC (World Employment Confederation) establece que, de 43.3 millones de trabajadores de agencia, el 38% estaban desempleados antes de trabajar a través de una agencia privada de empleo, al tiempo que el 49 % de las personas encuentra en el empleo temporal una manera de conseguir empleo permanente, y solo el 25 % volvió al desempleo después de 12 meses.
En Argentina, la informalidad laboral constituye una de las principales problemáticas del mundo del empleo. Abonan a incrementar esta situación los altos costos laborales, la creciente litigiosidad y la burocracia administrativa. En ese marco, el trabajo de agencia reduce el trabajo informal y el desempleo en tanto aumenta la participación en los mercados de trabajo reduciendo el desempleo friccional al asegurar una mejor y más rápida combinación entre la oferta y la demanda de empleo. El sector de servicios eventuales de empleo celebra más de 200.000 contratos anuales, de los cuales un 65% corresponden a jóvenes de menos de 30 años, acaso la población más vulnerable. A su vez, la ventaja para el trabajador tiene que ver con que insertándose en el mercado laboral por medio de una ESE goza de protección laboral, aumentando sus condiciones de empleabilidad. Además, se incrementan sus chances de conseguir un empleo permanente: 1 de cada 4 trabajadores que ingresan como temporarios son luego incorporados como planta permanente por parte de las empresas usuarias.
En un escenario como el descripto, el convenio 181 de la OIT- actualmente a la espera de su ratificación en el congreso- puede servir como puerta para la inserción laboral y apunta a terminar con la informalidad del empleo. Lo cierto es que los países que han ratificado el Convenio No.181 (C181) exhiben niveles significantemente menores de trabajo informal (18,1%) y disfrutan de trabajadores con mayores niveles de protección además de mercados laborales globales que se desempeñan mejor, que los países que tienen ratificado el Convenio No. 96 (C96), cuya tasa de informalidad asciende al 52,1 % en promedio.
Fuente: Federación Argentina de Empresas de Trabajo Temporario.