Formadora de sueños

Posted on julio 05, 2017, 6:14 pm
21 mins

Apasionada, decidida y comprometida con su labor, alcanzó la cima y hoy lidera el equipo de profesionales de una empresa ícono en innovación, con la que muchas personas aspiran. Una mujer en la industria tecnológica. ¿Sus desafíos? Enormes. Entrevista a Natalia Casa, responsable de Recursos Humanos para Google Argentina & América Latina.

 

Si tuvieras que presentarte en una entrevista de trabajo, ¿cómo lo harías?

Mi nombre es Natalia Casa. Soy profesional de Recursos Humanos desde hace 20 años. Empecé mi carrera en American Express, donde trabajé 10 años. Estuve en Cargill por cinco, luego tres, en MetLife, y hace un año, comencé en Google. Durante toda mi carrera, me dediqué a trabajar las áreas más soft de RRHH, vinculadas a gestión de talento, reclutamiento, capacitación, formación e identificación de fortalezas. Esa es mi especialidad. Siempre trabajé de forma regional y tuve roles con alcance en América Latina, con más o menos países a cargo, dependiendo de la compañía, salvo en mis dos primeros años de carrera, en los que me focalicé en Argentina.

¿Por qué te presentás de esa forma?

Creo que esa presentación dice quién soy yo, qué se hacer y dónde puedo agregar valor. La experiencia que uno tiene te marca y es lo que te permite tener feed -o no- para otras posiciones en otros lugares. En cada compañía, tuve la oportunidad de hacer algo totalmente diferente a mi área de confort. En mi empleo anterior, por ejemplo, alcancé el rol de business partner, en el que abordé temas más hard respecto de aquellos en los que me había especializado. Me encanta mi profesión y no me imaginaria haciendo otra cosa.

¿Por qué elegiste RRHH y cómo fue tu carrera?

Estudié en un colegio secundario público con orientación en Bachillerato, en la Ciudad de Buenos Aires, y siempre me volqué hacia temas humanísticos. Cuando terminé, comencé a investigar y descubrí la carrera de RRHH en varias universidades y, en tanto me gustaba el área empresarial, me inscribí en la UADE. ¡Me encantó!

Al poco tiempo, comencé a trabajar en una consultora de RRHH. Era una época en la que las empresas publicaban avisos en los diarios y las personas hacían filas para presentar sus CV impresos. Llegué a aprender y a reconocer los barrios y las localidades por los prefijos telefónicos. Inicié en la recepción, atendiendo a las personas y realizando entrevistas de perfiles junior y programas de pasantías, que eran un auge en ese momento. Al tercer año, cuando vi que no tenía mayores posibilidades para crecer, me convocaron desde la universidad a un programa de pasantía para el verano en American Express.

Para mí, era muy importante trabajar, porque con los ingresos pagaba mis estudios. Lo conversé con mis padres y les consulté sí podrían cubrirme hasta que consiguiera otro empleo, luego de terminada la pasantía. Lo aceptaron, aunque no comprendían mi decisión. Para ellos, una persona ingresaba en una compañía y no se iba, salvo que la echaran. Sin embargo, desde la consultora, veía qué pasaba en las empresas y cómo se manejaban los RRHH. Además, me interesaba ver las empresas por dentro. Finalmente, fui seleccionada y cumplí con la pasantía, que derivó en una carrera de 10 años en la firma.

American Express fue mi escuela. Mientras trabajaba allí, me recibí, me casé y nació mi primer hijo. Para mí, representa mucha historia, grandes amigos y cariño. Yo trabaja para la región. Sin embargo, tras la crisis financiera de 2008, mi rol manejando Talento desaparecía y me ofrecieron otras posiciones fuera de Argentina. Fue una decisión difícil pero decidí tomar mi paquete de salida y me fui. Luego, me incorporé en Cargill, una industria totalmente diferente.

Yo tenía una concepción según la cual enviaba un email y todos los empleados lo recibían, pero en Cargill la situación era muy diferente. Tenía a cargo 12 países en la región y más de 20 mil empleados en fábrica y tareas producción. Debía llegar a ellos y gestionar el talento de otra manera, lo que implicó que tuviera que viajar mucho. Me encantan los roles regionales y trabajar con otras culturas; considero que todos somos muy parecidos y diferentes a la vez. La experiencia me enriqueció, pero me desgastaba mucho. Luego, MetLife me invitó a tomar una posición regional, cuando abrió la oficina en Buenos Aires. Allí tuve un rol dual: business partner para seis países de la región y líder del equipo de reclutamiento.

Y finalmente, dos años y medio después, me llamaron desde Google. Este es el tipo de compañía que quienes trabajamos en RRHH miramos. Es una escuela en prácticas de RRHH, en “pensar fuera de la caja”, en innovar, no solo en productos sino en procesos internos, y tenía que verlo desde adentro. Aquí, mi rol consiste en liderar el área para los seis países de habla hispana.

¿Recordás alguna anécdota de los viajes?

Viajo casi todos los meses, desde hace 18 años, lo que me permitió conocer lugares y personas increíbles. Pero suelo aprovechar el tiempo al máximo, viajo con las horas justas y me marcan las ocasiones en que, por razones climáticas u otras, no puedo volver. Una vez, por ejemplo, luego de una semana de trabajo en Toronto –Canadá-, me cancelaron el vuelo por una tormenta y tuve que quedarme un fin de semana. No teníamos la facilidad de los celulares, por lo que tuve que buscar una computadora para avisar a mi familia, y me perdí un festejo de uno de mis hijos. Me estresó mucho. Viví una situación similar cuando viajé a Minneapolis -EEUU- y no podía regresar, tras la erupción de un volcán, pero ya la controlé mejor.

¿Cómo lográs equilibrar la vida personal y profesional?

Mi marido también se desempeña en Recursos Humanos. Nos conocimos en la facultad, cuando yo trabajaba en American Express y viajaba. Decidimos que yo seguiría trabajando en compañías con roles regionales, porque me encantaba, y él se focalizó en compañías argentinas. Mi secreto del éxito para compaginar mi carrera con mi familia es tener al lado una persona que me acompaña y comparte mi proyecto. Tenemos dos hijos: Santino (11) y Lucía (7).

¿Qué sentiste al ingresar en la compañía en la que los jóvenes sueñan con trabajar?

Muchas personas aspiran a ingresar a Google, no solo los jóvenes. Existe cierta fantasía en torno a las salas de juego y a las cosas que hacemos para distraernos, pero trabajamos mucho y todos tenemos objetivos súper ambiciosos. Es un lugar increíble para hacer carrera, porque están todas las puertas abiertas. Tenemos mucha rotación interna, por lo que ninguna oficina está compuesta netamente por gente local; usualmente, el 40% son extranjeros, y en la oficina de México el promedio asciende al 50%.

Entiendo que es el sueño de muchos. Recuerdo que cuando le conté a mi hijo que comenzaba a trabajar en la compañía quedó encantado, aun cuando antes no prestaba atención a mis empleos.  Los chicos tiene una gran conexión con los productos y no hay quien no conozca la empresa. Ofrece una combinación de oportunidades y de desafíos y es un orgullo ser parte. Obtuvimos el primer puesto en el ranking La Empresa de los Sueños de los Jóvenes, elaborado por Cia de Talentos en Argentina, y ganamos incluso en Paraguay, en donde ni siquiera tenemos oficina.

¿Cómo vivís y cómo percibís la posición de la mujer dentro de la compañía, en función de la baja representación que tiene en la industria tecnológica?

Google tiene como misión global la igualdad de salario para igual posición, independientemente de religión, raza, género y cualquier otra condición, y mide los avances constantemente. En América Latina, tenemos menos grupos de diversidad respecto de otras regiones, y la igualdad de género suele ser siempre el foco. En Argentina, por ejemplo, la compañía está divida en dos grandes áreas, en las cuales las brechas entre mujeres y varones son casi inexistentes: Tecnología e Ingeniera (40-60%); y Ventas y Administración (50-50%). Percibimos también la promoción de las mujeres a niveles de liderazgo: nuestra vicepresidente de la región es mujer, al igual que las country managers de México y de Colombia.

¿Qué clase de acciones impulsan?

Tenemos medidas de proceso, por las que nuestro equipo de reclutamiento se encarga de que cada vez que se abre una posición, haya igual cantidad de postulantes varones y mujeres. De todas formas, no forzamos la selección; queremos que sea natural y que cada cual sea elegido por sus cualidades.

En notas anteriores, afirmaste que la creatividad y la innovación son el ADN de Google. ¿Podés percibirlo en un postulante?

Medimos cuatro elementos: el conocimiento del rol (cuando es necesario); la capacidad cognitiva para aprender lo que el rol requiere y otras cuestiones que fueran necesarias en el futuro; googliness, el ADN de Google, que consiste en el respeto hacia el otro y el compañerismo;  y lidership, porque creemos que cada uno, más allá de que tenga o no un equipo a cargo, tiene que ser líder desde su rol.

Puntualmente, en materia de creatividad e innovación, buscamos la mejora constante de los procesos y de los productos. Rápidamente, queremos probar las ideas, equivocarnos y corregirlas. Este ciclo, permanente e inmediato, es fundamental para adaptarnos a los cambios. No buscamos “inventar la rueda” todo el tiempo, sino ver si alguien ya desarrolló nuestra idea, si sirve y cómo lo podemos mejorarla.

Para la alentar la creatividad entre nuestros colaboradores, por ejemplo, les permitimos utilizar el 20% de su tiempo en actividades de la compañía que sean de su interés, aunque no estén relacionadas con su rol.

¿Cuáles son tus desafíos como responsable de RRHH?

Las personas que trabajan en Google son brillantes en todo nivel, pero también las más desafiantes, porque están permanentemente en movimiento y pensando what’s next, con ganas de crecer. Los líderes cumplen un rol muy exigente y desafiante, porque deben ser piezas fundamentales en los planes de carrera para sus colaboradores, más allá de que logren los objetivos. Para ello, se apoyan en mí. Mi rol es entender los cambios y las preferencias del negocio, para preparar una estructura adecuada para soportarlos y que, a su vez, impacte positivamente en las personas.

Trabajamos para identificar talentos y para mantener a las personas motivadas. Anualmente, realizamos una encuesta de clima, de la que obtenemos un feedback muy positivo respecto de cosas sobre las que tenemos que trabajar. Además, dos veces al año realizamos una evaluación de desempeño, mediante la cual los managers evalúan a los colaboradores.

¿Cómo es estar en dos posiciones al mismo tiempo: como responsable de recursos humanos y como un recurso humano que solicita empleo?

Es un desafío permanente, porque todo lo que proponemos también impacta sobre mí. Tengo un jefe y clientes internos, hago informes y reporto a terceros. Al igual que los gerentes, tengo la responsabilidad de transmitir los mensajes de la compañía, controlar los procesos y garantizar que funcionen; si hay algo con lo que no estoy cómoda, lo hablo con mi jefe para trabajar sobre ello. Soy juez y parte. Puedo influir en una decisión, que puede beneficiarme o perjudicarme. Mi método es siempre pensar en el bien de la compañía. Mi expertise profesional prima por sobre mi interés personal

¿Nunca te autoevaluaste luego de una entrevista laboral?

Cuando era más joven lo hacía y me estresaba, pero ya no, porque pienso que hay que ser muy genuino. Soy muy transparente y me gusta contar la verdad. No existe entrevista perfecta. En ocasiones, veo candidatos y empresas o reclutadores tratando de forzar situaciones, pero esta estrategia no suele ser efectiva en el largo plazo. Es importante la transparencia de ambas partes, respecto de qué pueden ofrecer y qué esperan.

¿Cómo considerás que debe ser una entrevista?

Siempre trabajé en empresas norteamericanas, que no usan herramientas psicotécnicas, porque en la medida en que los resultados dependen de quien analiza la información, pueden ser consideradas discriminatorias. Solo utilizan estudios psicométricos, que son luego evaluados por máquinas. Mi escuela fue American Express, y allí me formaron de esa forma. Yo nunca hago preguntas personales; no me preocupa si la persona está casada o soltera, si tiene hijos, su condición sexual o su edad.

En Google, realizamos cuatro entrevistas –personales o por videoconferencia-, estructuradas y totalmente basadas en competencias y en las necesidades del rol. Elegimos muy bien los entrevistadores de cada proceso y cada uno de ellos sabe las cuatro preguntas que debe hacer en 45 minutos. Toman nota de todos los detalles, los registran y luego realizan recomendaciones al respecto.

¿Cuáles fueron las claves del éxito que te llevaron acá?

Una de los factores más importantes fue mi experiencia regional. En la compañía había una necesidad de contar con alguien con experiencia en el rol, capaz de manejar varios países. Yo ya conocía todos los países, las culturas y las formas de liderazgo. Además, siento que sumó mucho mi perfil de googliness. Siempre trabajé en empresas un poco más conservadoras en las, por ejemplo, la forma de vestirse es algo a lo que hay que prestarle atención, mientras que en Google no tengo esa obligación y soy 200% yo. Como dicen nuestros fundadores, se pueden hacer negocios en serio sin un traje. Puedo adaptarme y sentirme cómoda en el ambiente que se necesario. A un año de trabajar aquí, el mayor halago que me han hecho es que sienten que estoy acá desde siempre. Y así también me siento yo.

¿Alguna referencia de tu vida personal?

Tengo 41 años. Soy la mayor de cuatro hermanos; casi como una madre de los más chicos. Tuve una infancia súper feliz, rodeada de familia. Mi mamá era ama de casa y la admiro mucho por eso; ahora cuida a los nietos. A mí y a mi marido nos encanta viajar y lo hacemos siempre que podemos a donde sea. Culturalmente, esas experiencias suman mucho, y las fomentamos con nuestros hijos.

 

Ping-pong

  • Una comida: mariscos
  • Un libro: la saga de Harry Potter
  • Una película: En Busca de la Felicidad – drama,  con un mensaje poderoso de perseverancia a pesar de los obstáculos.
  • Una banda: Los Beatles
  • Un lugar: la playa
  • Hincha de: River Plate

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