Por Ing. Gabriel Mysler, director de , consultoría en estrategia e innovación.
En la definición tradicional del líder, un líder es quien está al frente, quien va adelante. Esta foto de Martin Luther King contradice claramente este paradigma.
En esta era de cambios vertiginosos, donde nuevos paradigmas aparecen y desaparecen a velocidades asombrosas, un líder es aquel que conforma el mejor equipo posible, y crea el clima propicio para que ese equipo se desarrolle y evolucione. El líder en tiempos de cambio es el que inspira y contagia el propósito a su gente. En una época donde el conocimiento tiene vencimiento, el líder no es necesariamente el que tiene las mejores ideas sino el que crea el ambiente propicio para que estas aparezcan, se desarrollen y se vuelvan realidad.
Los mayores desafíos de los líderes tienen que ver con compatibilizar:
- Crecimiento con sustentabilidad,
- Beneficio corporativo con beneficio social,
- Crecimiento de la empresa con crecimiento de sus empleados.
El rango y la posición en el organigrama, dan autoridad e implican responsabilidad, pero no dan liderazgo. El líder es un gran malabarista buscando equilibrios – siempre volátiles e inestables – entre las múltiples realidades. Para poder innovar hacer falta innovar en liderazgo. No necesariamente se nace siendo líder, pero si se aprende a serlo. Si no se puede ser un gran líder, la clave está en buscar un gran líder para seguir.
Ya no hay marcha atrás
En tiempos de cambios exponenciales, la innovación no es una opción, es una exigencia y una necesidad. En el pasado, se podía seguir vendiendo por más de 20 años un Ford Falcon en Argentina o tener una pizzería sin remodelar los baños por un periodo similar. El reloj se aceleró y un producto o servicio quedan fuera de mercado demasiado rápido si no nos adecuamos a los nuevos consumidores y a las nuevas tendencias. Nos gusta convencernos que esto les pasa a los demás, no a nosotros. Y así sostenemos que nuestro producto, que ha sido líder por años, ha logrado calar hondo en la gente y nuestros clientes tradicionales no van a cambiarlo por otra opción diferente. Pero cerrar los ojos no hace que la realidad desaparezca, solo hace que no la veamos. Antonio Machado decía con sabiduría: “Peor que ver la realidad negra, es no verla”
Elegir un camino y hacer historia
La innovación no es un destino, es un camino. Es una manera de encarar la vida y los negocios: es poner el centro en el cliente y en sus preferencias, es poner el foco en la experiencia y en la empatía. Es aprovechar las nuevas herramientas para poder buscar nuevas respuestas a nuevas y viejas preguntas.
Un líder en tiempos de cambio es un alquimista, un artista y un mentor. Es quien debe inspirar a su gente a ser mejores y a creer en sí mismos y en la empresa. Debe creer que la diversidad no es una moda sino una necesidad impostergable para lograr mejores resultados, obtener una visión más holística y luchar por un mundo más humano.
El líder debe entender que es necesario formar, nutrir, inspirar y cuidar a su equipo. De esa necesaria simbiosis va a depender el éxito. Ambos, el líder y su equipo, son igualmente importantes. “No podemos caminar solos” afirmó con claridad Martin Luther King en 1963 y, así, su liderazgo y sus seguidores hicieron historia.