Crisis energética producto del minado de criptomonedas y utilización IA

Posted on abril 30, 2025, 1:04 am
7 mins

Por Carlos Christian Sueiro

La transición de la sociedad analógica de fines del siglo XX a la sociedad de la revolución digital enmarcada en la cuarta revolución industrial (4.0); exhibe su vulnerabilidad.

Se suele decir que un “sistema es tan fuerte como tan débil es uno de sus eslabones”.

Pues bien, la fortaleza de los estados nacionales en la era de la cuarta revolución industrial (4.0), radica en su digitalización, en el desarrollo de una infofacturación basada en su criptoeconomía, en economía colaborativa, automatización de servicios públicos, utilización de inteligencia artificial (IA); pero su principal debilidad o vulnerabilidad se exhibe en que toda esta sociedad tecnológica se paraliza sin el suministro de energía eléctrica.

La interrupción del suministro de energía lleva a los estados nacionales, a pesar de la evolución de la cuarta revolución industrial (4.0) a retornar a la sociedad preindustrializada del siglo XVIII.

Las posibles causas de los apagones cada más recurrentes a nivel regional pueden deberse a múltiples factores.

1.- CRISIS ENERGÉTICA PRODUCTO DE LA CONSTANTE DEMANDA DE POR PARTE DE MINADO DE CRIPTOMONEDAS Y UTILIZACIÓN DE IA.

Desde hace más de una década se advierte del impacto ambiental de la era digital, producto de la necesidad de mantener un flujo constante y elevado de energía, para mantener funcionando internet (Web 2.0), la computación de la nube (Cloud Computing), la internet de las cosas (Web 3.0), las criptomonedas y los asistentes de inteligencia artificial (ChatGPT, IA Meta, Copilot, Grok, Mistral, Antropic, DeepSeek).

A modo de ejemplo, recientes estudios de la Universidad de Cambridge, han revelado que la energía eléctrica utilizada para la creación de bloques de encriptación a través del sistema blockchain, conlleva que la primera criptomoneda del mundo, Bitcoin, consuma al año más energía de la que consumen países como Finlandia, Suiza o la República Argentina, en un mismo período.

Asimismo, se requiere del consumo del 2% de la producción mundial de energía eléctrica para mantener activa la computación de la nube y entorno digital distribuido activo.

Mientras, que la utilización de internet y la generación de su frenético tráfico de información genera una huella de carbono que equivale a un consumo aproximado del 7% de la electricidad mundial, según el informe emitido por Greenpeas[1].

A inicios de esta década, advertimos ello en la obra “El impacto ambiental de la era digital. La necesidad de un Derecho penal Ambiental eficiente para la Cuarta Revolución Industrial (4.0)” (Hammurabi, Buenos Aires, 2022).

2.- CIBERATAQUES POR PARTE DE GRUPOS TERRORISTAS O EJECUCIÓN DE UNA GUERRA HIBRIDA POR CIBEREJERCITOS

Estos apagones regionales que involucran a varios estados de un mismo continente, pueden ser producto del obrar de grupos de acción directa, extremistas o terroristas que recurren a la ejecución de ciberataques como instrumento de propagación del caos y del terror.

Tampoco puede descartarse que se trate de una estrategia de guerra hibrida mediante posibles ciberataques ejecutados como prueba o testeo por parte otra potencia para verificar el nivel de reacción militar de la Unión Europea (UE) frente a un escenario bélico extendido producto de la guerra ucraniana-rusa.

No debe olvidarse que la Federación de Rusia fue quien en la primera y segunda década de este siglo XXI, perpetró ciberataques contra las ex-repúblicas socialistas soviéticas de Estonia (2007), Georgia (2008), la República Federal de Alemania (2015-2016), la campaña en redes sociales contra el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, a favor del BREXIT (2015), y la injerencia en las elecciones de los Estados Unidos de América (2016).

3.- EVENTO CARRINGTON O TORMENTA SOLAR DE INJERENCIA DIRECTA EN EL CAMPOC ELECTROMAGNETICA TERRESTRE

Tampoco puede descartarse un factor atmosférico producido por incidencia del viento solar sobre el campo electromagnético terrestre.

La tormenta solar de 1859, conocida también como evento Carrington debido a que el astrónomo inglés, Richard Carrington, fue el primero en observarla, se considera la tormenta solar más potente registrada en la historia.

Si la tormenta de Carrington no tuvo consecuencias brutales fue debido a que nuestra civilización tecnológica todavía estaba en sus inicios; si ocurriese hoy, los satélites artificiales dejarían de funcionar, las comunicaciones de radio se interrumpirían y los apagones eléctricos tendrían proporciones continentales y los servicios quedarían interrumpidos durante semanas.

Una tormenta solar de proporciones del efecto Carrington generaría que el sistema de distribución de suministro eléctrico se vería afectado.

Los grandes transformadores están conectados a tierra y, por tanto, pueden ser susceptibles de ser dañados por las corrientes continuas inducidas por las perturbaciones geomagnéticas.

Además, los países más cercanos al polo norte, y por ende, al polo geomagnético terrestre como lo son Canadá, Estados Unidos de América, Islandia, Noruega, Suecia, Finlandia, y Rusia, son los que poseen mayor grado de probabilidad de ser afectados los rayos X y de partículas de alta energía del Sol que interactúan de manera compleja con la Tierra, atmósfera y campo magnético, a menudo afectan a los modernos sistemas tecnológicos negativamente.

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