El Instituto Votorantim de Brasil presentó la metodología que utilizan para calcular los beneficios que surgen de sus programas de RSE, en la CONFIARSE 2017.
Con el objetivo de enseñar un modelo de medición del retorno de la inversión social, la 7° Conferencia Internacional del IARSE contó con la disertación de Rafael Gioielli y Edson Ferreira de Souza Junior, miembros del Instituto Votorantim, organismo encargado del estudio y desarrollo de la responsabilidad social para las empresas del grupo brasileño.
La presentación tuvo un bloque conceptual del trabajo que los disertantes realizan en Brasil y luego un taller de aplicación de esa metodología, realizado por los asistentes a CONFIARSE 2017. Con el ejemplo del caso “Primavera Sostenible”, Gioielli, gerente general del Instituto, se encargó de la primera parte de la presentación.
Para comenzar se puntualizó en las perspectivas RSE creadoras de valor para una empresa. Tales pueden ser la reducción de costos y riesgos, las ventajas competitivas, la reputación y legitimidad y la creación de valor sinérgico. Se trata de enfoques que generan valores como el costo evitado, la productividad, el capital social o la generación de innovación y nuevos negocios, entre otros. “Los proyectos de RSE pueden incrementar el valor de una empresa o pueden reducir el valor que está en riesgo”, explicó Gioielli.
Luego se introdujo el sistema que aplican en Votorantim: “Para que los directivos de las empresas puedan entenderlo planteamos una metodología del flujo de caja descontado, que consiste en estimar los futuros flujos de caja de la empresa y descontar por el riesgo del negocio, trayendo el valor presente”.
El caso puntual desarrollado en la localidad de Primavera, en el estado de Pará, cerca de la selva amazónica, data de 2010. Allí, Votorantim Cementos empezó a construir una fábrica, con una inversión fuerte en una planta muy moderna pero sabiendo que no había mano de obra ni había infraestructura. “La comunidad era una de las más pobres de Brasil, con un 50% de su población por debajo de la línea de pobreza”, contó Gioielli. Y así como la compañía tenía sus dudas, la gente tenía sus interrogantes respecto de la empresa. “Entonces el desafío era cómo promover el desarrollo local y cómo garantizar la confianza de la población en la compañía”, añadió.
El proyecto se desarrolló hasta 2016 y tuvo el nombre de “Primavera Sostenible”, por la localidad y el nombre de la planta. Se creó una biblioteca y un museo, se fortaleció una cooperativa de agricultores para la producción de alimentos y se reformaron dos escuelas, entre otras actividades del programa. El costo total fue de 10 millones de reales.
¿Cuál es el retorno que tuvo la empresa con el programa? Para medirlo, Gioielli identifica y distingue tres variables de “entradas” y tres de “salidas”. Por un lado, costos evitados, ahorros y valor agregado. Por otro lado, inversión directa, costo de equipo y costo logístico. El saldo termina siendo de 11 millones de reales, muy superior a la inversión total. Entre las entradas más importantes se calculan casi seis millones de costo evitado de mano de obra, generado por la capacitación realizada sobre la comunidad. “Así, demostramos a la Junta Directiva de la empresa que un proyecto de 10 millones trae retorno para la compañía. Y esta metodología la estamos replicando en otras ciudades porque sabemos que el retorno puede ser muy fuerte”, concluyó Gioielli.
La otra parte de la disertación fue llevada adelante por Edson Ferreira de Souza Junior, el otro integrante del Instituto Votorantim. Con él se planteó el caso de Fibria, empresa dedicada a la celulosa. Los asistentes de CONFIARSE 2017 contaron con los programas de desarrollo de dicha empresa y debían identificar los temas de responsabilidad social que se pueden desprender del negocio y que asimismo traigan un retorno para ese negocio. Había que identificar dos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y una acción que pueda generar valor o que proteja el valor en riesgo.
Los asistentes pudieron identificar ODS como la reducción de la pobreza y la generación de empleo; y acciones generadoras y protectoras de valor como el desarrollo de ventajas para la producción de alimentos, la apertura a nuevos mercados, la mejora en los salarios de la comunidad y la reducción de la desigualdad. Ferreira de Souza respondió las dudas planteadas por el público y llamó a “pensar y cuantificar la inversión social de las empresas y su retorno”.