El reskilling es un término que se utiliza para referirse al proceso de adquirir nuevas habilidades o conocimientos para adaptarse a las demandas cambiantes del mercado laboral. Consiste en proporcionar a los trabajadores las herramientas necesarias para desarrollar competencias en áreas de trabajo emergentes o para actualizar sus habilidades existentes en respuesta a los avances tecnológicos.
El objetivo principal del reskilling es permitir que los trabajadores sigan siendo relevantes y empleables en el nuevo panorama laboral. Esto puede implicar la capacitación en habilidades técnicas, como la programación o el análisis de datos, así como el desarrollo de habilidades blandas, como la resolución de problemas, el pensamiento crítico o la comunicación efectiva.
Las organizaciones son conscientes de la importancia del reskilling en un mundo laboral en constante cambio. Al mismo tiempo, los trabajadores también reconocen la necesidad de adaptarse y adquirir nuevas habilidades.
María Gabriela Gómez, gerente de Recursos Humanos de Segurarse, bróker de seguros digital pionero en América Latina, con presencia en Argentina, Uruguay y Brasil, precisa que la tecnología y los avances tecnológicos llegaron para quedarse, y esto no solo impacta en a las áreas de tecnología en sí, sino a todas las áreas de una organización.
Cómo la transformación digital moldea la empleabilidad
“La transformación digital ya es un fenómeno global. Todas las áreas de staff como Administración y Finanzas, Recursos Humanos, Marketing, entre otras, están siendo atravesadas por el fenómeno de la transformación digital donde, según la madurez de cada organización, se está logrando automatizar y reconvertir la forma de trabajar y de automatizar tareas”, sostiene la especialista.
Paralelamente, Gisela Menghini, COO de Segurarse, sostiene que “en la medida que los avances tecnológicos irrumpen en los diferentes sectores económicos y sociales, necesariamente nos obliga a repensar los modelos profesionales”. “Las tareas se modifican al igual que la preparación y capacitación que requieren los diferentes actores para desempeñarlas”, agrega.
Sin embargo, este fenómeno no avanza al mismo ritmo en todo el mundo y en todos los sectores. “Para que el avance tecnológico ocurra, debe haber apetito de inversión. Una inversión que nutra y dé lugar a la investigación y a la experimentación. Y, como en tantos otros campos, la inversión se genera primero en economías más sólidas”, completa Menghini.
La reconversión hacia el sector IT
¿Cómo las profesiones tradicionales aportan al sector tecnológico? A la hora de hablar sobre la actualidad que atraviesan hoy los equipos IT, Gisela Menghini remarca que la industria tecnológica no es lo que era hace veinte años. “Hoy nos encontramos con perfiles mucho más humanizados, mucho más orientados a resultados de negocio y a pensar en qué valor agregado le damos al cliente”, explica.
Según profundiza la COO, “con el tiempo, el sector tecnológico fue entendiendo que necesitaba incorporar lo que llamamos ‘habilidades blandas’ y, además, que la mejor forma de incorporarlas era trayéndolas de otras áreas con ese tipo de expertise”.
“Así aprendimos que podemos desarrollar muy buenos analistas funcionales, equipos de QA e incluso líderes de proyectos de áreas como, por ejemplo, Operaciones, donde la experiencia de la relación con el cliente, el entendimiento de productos, procesos y sus dolores, han ayudado enormemente a los desarrollos de tecnología”, subraya Gisela Menghini.
Y ofrece ejemplos concretos: “He visto a profesionales de la enseñanza transformarse en excelentes capacitadores a la hora de entrenar en nuevas funcionalidades. O mismo profesionales de marketing enriquecer posiciones de UX”. “Todo esto lo vemos en Segurarse a diario”, enfatiza la experta en tecnología.
Habilidades blandas requeridas en IT
Gabriela Gómez hace un punteo con algunos skills claves que son requeridos en los perfiles y equipos IT, y que no necesariamente tienen que ver con aspectos técnicos o de programación. Al contrario, tienen que ver con habilidades blandas:
- Apertura y flexibilidad para anticiparse y/o adaptarse rápidamente a los cambios tecnológicos.
- Trabajo en equipo. Se trabaja por proyectos, donde es fundamental generar sinergias armoniosas y eficaces para alcanzar desafíos y proyectos.
- Empatía. Entender la necesidad del cliente para customizar el proyecto es fundamental.
- Comunicación asertiva. Un buen mix entre skills técnicos y softs. “Disfruto y me encanta cuando, en una entrevista, puedo conversar fluidamente con perfiles tan técnicos. Es más, suelo agradecer a algunos candidatos porque, a partir de esa conversación, puedo aprender algo más en términos de avances tecnológicos”, dice Gómez.
Gisela Menghini explica que, si bien saber programar agrega muchísimo valor, no sólo por el entregable de producto sino también por cómo se estructura la mente de un programador, hay cargos muy importantes dentro de los equipos de IT que están vinculados con estas soft skills.
El rol del Product Manager y Project Manager
Alejandro Doria es argentino y tiene 28 años. Ejerce de Product Manager(PM) en una compañía extranjera. Si bien no hay una definición precisa sobre lo que es un PM, ya que depende del tipo de industria y la cultura de la empresa, el ingeniero industrial sostiene que, en la industria TEC, un PM se encarga de “combinar herramientas técnicas y tecnológicas, coordinarlas con diseño, y volcar estas dos grandes vertientes en soluciones reales que le podés ofrecer a tus clientes”.
“En mi caso puntual, en la industria del software, el producto en el que yo estoy enfocado es una pieza de software que vendemos y ofrecemos en un mercado en donde queremos captar clientes que interactúen con esa pieza para hacerle la vida más fácil”, introduce Doria.
Sin embargo, el Product Manager solo no hace nada. Así lo remarca Doria, quien asegura que “un rol muy importante dentro de las tareas de un Product Manager es armar un equipo con gente lo suficientemente idónea para poder desempeñarse en temas técnicos”. “Porque el Product Manager no es experto en nada, sino que conoce un poco de todo; de cómo armar el equipo y las necesidades de desarrollo de software”, agrega.
“Es un trabajo en el que te tenés que relacionar con toda la compañía en donde estés trabajando porque inevitablemente, tarde o temprano, vas a tener que interactuar con áreas de venta, desarrollo, diseño, legales, compliance. Básicamente, tenés un rol tangencial a todo el resto de la compañía”, sugiere Doria.
Para el ingeniero, el éxito de un Product Manager se basa en construir un equipo, y las relaciones con el equipo, que te permitan evaluar si lo que querés hacer es técnicamente factible, algo usable desde el punto de vista de diseño (UX y UI) y rentable. Encontrar el equilibrio entre esas tres aristas es un poco el rol del Product Manager”, concluye.
Lucas Gioffré es otro argentino, de 29 años, que se desempeña como Project Manager para una compañía del exterior. Al ser consultado sobre su rol, el joven hace una diferenciación entre la función del Product Manager y el Project Manager.
“El Product Manager está cien por cien enfocado en el producto y el éxito del mismo en el mercado en el que se va a desenvolver. Su misión es estudiar el mercado, el producto que se va a llevar a cabo, si va a ser compatible o no donde lo vas a meter, qué funcionalidades van a hacer que tenga mayor impacto en el usuario final, sea un producto IT o físico”, comienza.
Y continúa: “El Project Manager, en cambio, se puede aislar completamente del producto en sí y se tiene que enfocar en gestionar el proyecto: en que se cumplan los objetivos del proyecto, los plazos, el presupuesto, analizar los riesgos que puede llegar a haber. El rol principal del Project Manager es coordinar con el equipo de proyecto, lograr los objetivos y las tareas que se vayan planteando, monitorear el progreso y garantizar que todo se cumpla según el tiempo y presupuesto estipulado”.
Generalmente, en empresas más grandes son equipos separados, explica. “En mi caso, entré en la empresa bajo el rol de Project Manager para liderar varios proyectos de páginas webs. Nosotros armamos ecommerce: creamos y gestionamos productos desde la A a la Z, es decir, no sólo hacemos el desarrollo sino que también nos encargamos del diseño de UX y UI, que es la experiencia del usuario y la interfaz que le vamos a estar dando a este”, aclara Gioffré.
“En mi rol, además de capacidad de comunicación, gestión y liderazgo, hay mucho de analítica de riesgos. En el día a día se nos presentan muchos problemas y, para un problema, tenemos distintas alternativas o caminos por tomar. Y hay veces que con la información que tenemos no es suficiente para saber cuál de esos caminos es el mejor. Mi rol también exige esa toma de decisión conociendo los riesgos que hay de por medio”, sostiene.
A medida que la industria de la tecnología de la información continúa evolucionando a un ritmo vertiginoso, se vuelve cada vez más evidente que las habilidades técnicas ya no son suficientes para triunfar en este campo. Las habilidades blandas, como la comunicación efectiva, el trabajo en equipo y la capacidad de adaptación, se han convertido en elementos esenciales para los profesionales IT en el mundo laboral actual.
Estas habilidades son las que permiten a los individuos no solo destacar en su trabajo, sino también construir relaciones sólidas, liderar equipos y encontrar soluciones innovadoras a los desafíos que surgen en el camino.