Por Laura Cavallero, socia en Capvi, estudio jurídico especializado en registro de marcas.
El museo Casa del Puente o Casa sobre el Arroyo, ubicado en la ciudad balnearia de Mar del Plata, fue catalogado como una de las arquitecturas más reconocidas del siglo XX a nivel mundial. Sin embargo, en los últimos días, el edificio quedó en escena no por su valor, sino por una disputa legal que gira a su alrededor.
Obra del arquitecto Amancio Williams, el museo fue declarado patrimonio estatal. Pese a ello, Magalí Marazzo, entonces directora del establecimiento, efectuó a su nombre la presentación de solicitudes de marca ante el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) con los nombres y logos del museo. Esto a pesar de que dicha solicitud debería haberse efectuado a nombre de la Municipalidad de General Pueyrredón, partido al que pertenece Mar del Plata.
Marazzo defendió su postura en entrevistas, indicando que inició el trámite a su nombre, como consecuencia de la falta de respuesta e impulso por parte de la Municipalidad de General Pueyrredón a sus pedidos para avanzar con los registros de marca en INPI, a fines de que ninguna persona se aprovechara de la ausencia de registración alguna ante dicho organismo.
Sin embargo, luego de tomar conocimiento y lejos de considerar el accionar de la funcionaria como una buena estrategia, la Municipalidad de General Pueyrredón presentó oposiciones a todos los trámites de solicitud de registro presentados por Marazzo. Las autoridades indicaron que dicha Municipalidad es la única legalmente habilitada para el registro y uso de dichas marcas, y que la funcionaria se excedió en el ejercicio de sus funciones y misiones, violando derechos sociales, económicos y culturales.
Por su parte y ratificando sus buenas intenciones, Marazzo manifestó que se encuentra disponible para la suscripción de una cesión “gratuita” de derechos sobre los trámites en cuestión a favor de la Municipalidad, la cual aparentemente no habría sido lograda por la ausencia de voluntad de esta última.
Lo cierto es que, hasta el día de hoy, no se observa en los expedientes digitales del INPI que se haya logrado poner punto final a la discusión. Los trámites continúan a nombre de Marazzo, quien fue desvinculada de su cargo.
A raíz de este caso, les propongo la siguiente reflexión: ¿Cuántas veces dejamos de lado las formalidades correspondientes, a fin de presentar rápidamente una solicitud de registro de marca? En ocasiones y por desconocimiento, algunas personas intentan registrar a su nombre propio marcas que pertenecen a una sociedad -persona jurídica-. Y en un futuro, probablemente, esto se traduce es un conflicto legal.