Por Salvador Calogero, country manager, 4Finance
Uno de los mayores beneficios que trajo la tecnología es la posibilidad de generar nuevos servicios y productos. El segmento bancario y financiero está viviendo una verdadera revolución y en los últimos años vimos el nacimiento de productos totalmente digitales que facilitan la experiencia de los usuarios. Los préstamos online son uno de ellos. Frente a la sencillez para acceder a uno, a la hora de endeudarse, hay que considerar algunas cuestiones que son clave para evitar sorpresas indeseadas.
En primer lugar, antes de tomar un préstamo es importante asegurarse de no tener muchas deudas. El criterio general que consideran las instituciones financieras es que la relación de deuda máxima contra su ingreso no supere el 30%. Es decir, una persona que cobra $30.000 mensuales y tiene consumos con tarjetas de crédito o una cuota por un préstamo personal por más de $9.000, es probable que tenga más dificultades para que le apruebe un nuevo préstamo. Una de las principales consultas que recibimos cuando rechazamos un pedido son los motivos y hay que tener en cuenta que todas las instituciones financieras –tradicionales o fintech– contamos con herramientas para evaluar el historia crediticio de las personas –como Veraz, informes del Banco Central de la República Argentina, entre otras–; y también con distintas fuentes de información no tradicional que permiten identificar con mayor precisión los distintos perfiles o cluster de clientes. Esta información es clave para aceptar o rechazar un pedido.
Otro punto clave es entender a quién se le pide el préstamo. En la actualidad existen muchos sitios que ofrecen este servicio y es muy importante conocer a las empresas y las experiencias de otros usuarios. Se pueden consultar los sitios de calificación, como Ekomi, o haciendo una búsqueda en internet del tipo: “opinión sobre la empresa X”. Los comentarios en los muros de Facebook brindan opiniones muy valiosa. Finalmente, las comunidades creadas por los mismos usuarios dan consejos sobre sus vivencias.
A la hora de cargar la información para solicitar un préstamo hay que verificar que el sitio sea seguro. Esto se puede comprobar desde el mismo navegador. En el espacio en donde se escribe la dirección de la página web tenemos que ver el símbolo de un candado. Eso quiere decir que los datos que compartimos están encriptados y evitamos que sean capturados por personas no deseadas.
Durante el proceso de solicitud del préstamo y antes de confirmarlo, es clave y debería ser obligatorio para todas las empresas, que se muestren y detallen las condiciones. Este documento tiene que incluir información con los términos del préstamo; el monto a abonar; tasa; Costo Financiero Total (CFT); gastos administrativos, si los hubiera; y cargo por penalidades, entre otros. A mayor cantidad de detalles, mayor seguridad tiene un usuario de evitar desagradables sorpresas. Esta información debe enviarse por correo electrónico para tener una copia del contrato o servicio contratado.
El consejo más importante: no pensar que porque uno puede abonar la cuota de un préstamo será capaz de pagar una deuda muy grande. Muchas veces se solicita un préstamo y sólo se mira la cuota, sin mirar el monto final a devolver. Hay que ser conscientes y tener responsabilidad financiera para eludir caer en espirales de deuda financiera similares a los pagos mínimos con la tarjeta de crédito, que incrementan el capital adeudado y no cortan de raíz el problema del endeudamiento.
Tengamos en cuenta que endeudarse es una oportunidad para comenzar a construir un historial crediticio que nos permite ser parte de un sistema financiero que nos permitirá acceder a nuevas oportunidades para emprender o para adquirir bienes que queremos consumir. Este historial se construye tanto en el mundo físico, como en el virtual. Responder en tiempo y forma es fundamental para que este historial no tenga manchas.